Familia, mellizos y jugos
Sun alarg贸 las piernas cortas y patale贸 un poco en el aire hasta que por fin pudo bajarse del asiento. Con los ojos grandes y alargados como las flores del melocot贸n, volte贸 a ver a su padre.
—Quiero jugo, por favor —pidi贸 con la voz infantil y un juguete de dinosaurio entre sus brazos.
Mile lo observ贸 en silencio por un momento. El ni帽o ten铆a la piel morena como la de su otro padre, e igual era un torbellino andante con bater铆a ilimitada. Pero, en momentos como ese en los que quer铆a algo, se convert铆a en todo calma, amabilidad y educaci贸n. Ped铆a las cosas tranquilamente, sin olvidar un "por favor" y un "gracias" despu茅s de recibirlas.
Las mejillas de Sun se sonrojaron. El bonito color rosado hizo que la piel del ni帽o luciera m谩s tierna y saludable. Los ojos brillantes, tambi茅n como los de su otro padre, no se despegaron ni un instante de Mile mientras esperaba respuesta.
Mile asinti贸 y la sonrisa del ni帽o se abri贸 grande, emocional y juguetona, justo como la suya.
A su lado, un suspiro acompa帽ado de una risa ligera le llam贸. Volte贸. Apo, qu茅 sosten铆a en sus brazos a la melliza dormida, le regal贸 una mirada brillante—. Quiero jugo, por favor —tambi茅n le dijo. Se帽al贸 las botellas vac铆as a su lado. El jugo que compraron al llegar al aeropuerto se termin贸 bastante tiempo atr谩s, y como el vuelo se retras贸 algunas horas, la sed apremi贸 y con los ni帽os ah铆, corriendo y jugando, todo se acab贸.
Mile volvi贸 a asentir y acerc贸 la mano a la de Apo, despu茅s subi贸 un poco y acarici贸 el abundante cabello negro de la ni帽a.
Moon se parec铆a m谩s a 茅l. Al igual que Sun, hered贸 los ojos de Apo, pero, as铆 como Sun, Moon ten铆a su sonrisa id茅ntica. La tez de Moon era clara como la suya y el car谩cter de la ni帽a tambi茅n fue su reflejo; ella era m谩s tranquila y t铆mida; sin embargo, eso no evitaba que sacara esa parte dominante cuando lo requer铆a. Le encantaban los mimos, pero se pon铆a roja como las cerezas cuando los recib铆a. A Apo le gustaba re铆rse de eso.
Con el paso de los a帽os y mientras los ni帽os fueron form谩ndose y desarrollando car谩cter, Mile y Apo llegaron a la conclusi贸n de que sus hijos sacaron las mejores caracter铆sticas de los dos. Eran inteligentes, talentoso, amables, humildes y bondadosos.
Desde antes de iniciar su relaci贸n, ambos ya sab铆an que quer铆an ser padres. Platicaron este tema largo y tendido una infinita cantidad de veces. Sobre cu谩ntos hijos tendr铆an, cu谩ndo y d贸nde los quer铆an tener. Incluso dedicaron much铆simo tiempo en encontrar a la mejor Madre Gestante para que tuviera a los mellizos e invirtieron en una infinidad de cursos para padres primerizos, pues quer铆an estar bien preparados.
Cuando nacieron, tanto Mile como Apo sintieron que el coraz贸n se les iba al piso y sub铆a al cielo. Varias l谩grimas se derramaron. Estuvieron en las nubes por semanas, hasta que finalmente cayeron en cuenta de que eran padres de verdad y les dio algo de miedo.
Mile todav铆a siente que est谩 en las nubes. Tiene un hermoso y sensual esposo a quien ama con el alma, hijos por los cuales dar铆a la vida, una vida profesional pr贸spera y exitosa, y una familia que lo apoya siempre. Se siente como un hombre bendecido por tener al amor de su vida y los frutos de ese amor.
—¿En qu茅 piensas? —pregunt贸 Apo.
—En los ni帽os... —sonri贸—, y en que te amo.
El coraz贸n de Apo salt贸 y el pulso se le aceler贸. Mile Phakphum nunca fue un hombre que expresara tan abiertamente sus sentimientos con palabras, era m谩s de acciones. As铆 que, cada rara vez que esas dos palabras sal铆an de su boca, Apo no pod铆a evitar sentirse como adolescente enamorado.
Pero, como 茅l nunca tuvo problemas para expresarse, y sin importar que estuvieron en medio de un aeropuerto atestado, le dijo: —Tanto como yo te amo a ti.
Los dos hombres sonrieron. Ambos se ve铆an grandes y fuertes, pero se sintieron peque帽os por las enormes emociones desbordantes dentro de sus pechos.
Mile se aclar贸 la garganta y mir贸 a Sun, quien, ya acostumbrado a las muestras de afecto de sus padres, s贸lo se qued贸 aburrido esperando a que terminaran para ir por su jugo y el de su hermana. Pens贸 durante ese breve periodo de tiempo en si agarrar uno de fresa o de naranja para ella, ya que eran sus frutas favoritas.
Sun se acerc贸 a Apo para darle un besito en la mejilla y dejar su dinosaurio—. Ya vuelvo, papi.
—Ve con cuidado, beb茅.
Tom贸 la mano de Mile—. Vamos, papi.
Ambos hombres se fueron y llegaron a la misma tienda donde Apo escogi贸 los jugos m谩s temprano. Mile pidi贸 un caf茅 fr铆o para 茅l y un jugo para Apo. Sun asegur贸 las bebidas de su hermana y al 煤ltimo las suyas.
Una fan los reconoci贸, pero por respeto no se acerc贸; sin embargo, tom贸 una foto de un momento en el que padre e hijo compart铆an risas y bebidas.
Fin.
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