AlfaxAlfa; MileApo, Adiestramiento | Final
Cuando se habla de “adiestrar” se tiende a vincular
con la dominancia hacia otro ser de manera un tanto negativa: el adiestrado se
somete ante las exigencias del adiestrador en cuanto este lo ordene, sin
r茅plicas. Sin embargo, para Mile y Apo est谩 palabra tuvo un significado
distinto: fue el esfuerzo por acostumbrarse al otro para poder estar juntos sin
restricciones.
Como ya era sabido, Mile se emborrach贸 ante la delicia
que es Apo tanto f铆sica, mental y emocionalmente. Fue en el 谩mbito sexual en el
que encontr贸 una restricci贸n y sinti贸 conocer muy poco de 茅l, y en donde no
pudo avanzar por el tema de la feromona ya que, si su libido sub铆a, de manera
inevitable querr铆a soltarlas y Apo entrar铆a en shock. Si bien se deleit贸 al
aspirar su aroma alfa, en la primera tentativa Apo no soport贸 las suyas por la
nula costumbre de recibir feromonas de otro alfa dominante.
Durante las siguientes semanas despu茅s de la visita al
almac茅n, comenzaron a avanzar en este aspecto. Temerosos de que Apo tuviera
otro momento dif铆cil concluyeron que ser铆a optimo tener la palabra de seguridad,
“rojo”, para detener toda acci贸n de inmediato.
En el segundo primer intento volvi贸 a dejar marcas en
la espalda de Mile y as铆 sucesivamente fueron avanzando. Por fortuna, y aunque
su cuerpo primitivo reaccion贸 con feromonas de ataque, pasados algunos
encuentros el arte de intimar con caricias y palabras dulces mientras absorb铆a
sus feromonas ayudaron a Mile a calmarlo para que lo recibiera mejor.
Cada encuentro se volvi贸 una dulce tortura para Mile
que quer铆a impregnarlo por completo con su propio aroma, extasiado por la
deliciosa y dulce sensaci贸n que olerlo le provocaban. Para Apo, la tortura lo
llev贸 al l铆mite y le encant贸. Fue impactante el descubrir que ese
entumecimiento que sent铆a en el cuerpo cada vez que Mile dej贸 salir sus
feromonas se transform贸 de dolor a placer de placer a dolor a una mezcla de
ambos. Se par贸 en una l铆nea tan difusa que por momentos no supo cu谩l sensaci贸n
domin贸 a cu谩l.
Esta noche se sincer贸 consigo en un momento que lo
ten铆a jadeante y con las mejillas morenas sonrojadas. En otra sesi贸n de
“adiestramiento”, Mile estaba jugueteando con sus pezones nuevamente y el
placer le aturdi贸 la cabeza.
—¿Te gusta? —pregunt贸 Mile, excitado por la feromona y
dejando fluir las propias.
Apo se mordi贸 el labio y arque贸 la espalda un poco
entre el placer y el dolor. Quiso negar de manera un tanto juguetona, pero
termin贸 por asentir cuando sus pezones fueron mordidos, pellizcados y
succionados. Desde la primera vez que eso sucedi贸, sinti贸 verg眉enza, pero poco
a poco, al darse cuenta de qu茅 tan sensible era en esa zona y cu谩nto su cuerpo
lo disfrutaba, se volvi贸 m谩s y m谩s adicto.
Mile levant贸 la parte superior del cuerpo para mirar a
Apo, despu茅s se sent贸 de rodillas sobre la cama.
―¿Por qu茅 te detienes? ―los bonitos ojos de Apo
estaban brillosos y las comisuras un poco rojas.
―Quiero saber algo.
―Dime.
Apo sinti贸 c贸mo el pulgar de Mile barri贸 su pez贸n izquierdo―.
¿Hasta d贸nde quieres llegar hoy?
Esta pregunta se hizo en cada encuentro. Usualmente,
despu茅s de una buena dosis de feromonas por parte de Mile, deten铆an todo y se
quedaban recostados en la cama, con caricias suaves mientras ten铆an una
agradable conversaci贸n que les ayudaba a conocerse todav铆a m谩s, para
preguntarse c贸mo les fue durante el d铆a o para hacer planes de pr贸ximas salidas.
Apo tom贸 la mano de Mile con el coraz贸n latiendo un
poco m谩s r谩pido de lo normal. Lo mir贸 directo a los ojos y la piel se le eriz贸
un poco cuando se llev贸 esa misma mano hacia el pez贸n desatendido. Los dedos
callosos de Mile se sintieron exquisitos cuando barrieron la piel ya sensible.
―Quiero m谩s ―la respuesta de Apo lleg贸. Como alfa,
estaba acostumbrado a tomar la iniciativa. Tom贸 la nuca de Mile para cercarlo y
comenz贸 un beso lento y h煤medo. Le mordi贸 el labio suavemente y jug贸 con su
lengua. La sensaci贸n volvi贸 a subir el calor en su piel. Era consciente de que,
si avanzaban m谩s all谩 de ese punto, la restricci贸n de Mile se romper铆a y la
feromona saldr铆a densa e intensa hasta cortarle el aliento. No le import贸.
La lengua de Mile, h煤meda, caliente y experta se roz贸
contra la suya. La sensaci贸n hizo que su cabeza diera vueltas, quiz谩 por la
falta de oxigenaci贸n cuando el beso se volvi贸 m谩s intenso y demandante. Un hilo
de saliva se le escurri贸 por la boca. Mile chup贸 su lengua y dio una mordida traviesa
en los labios. Despu茅s, sigui贸 el mismo hilo de saliva que baj贸, limpi谩ndolo
con la lengua como si no pudiera desperdiciarla.
Descendi贸 a煤n m谩s.
Convirti贸 las caricias en besos h煤medos que se
hicieron marcas rojas como peque帽os p茅talos dispersos por su cuerpo. Tom贸 la
piel tersa entre sus labios y rasp贸 un poco con los dientes y colmillos.
D谩ndole m谩s acceso a su cuello, Apo sent铆a que estaba cayendo a un pozo sin
fondo pues cada vez que su boca se acercaba, sent铆a, desesperadamente, la
necesidad de tener sus dientes clav谩ndose en su piel, llev谩ndose su cordura.
Las caricias carnales recorrieron su pecho, donde sus
pezones ya estaban erguidos por la atenci贸n anteriormente brindada. La
sensibilidad dejada volvi贸 m谩s er贸ticos los sonidos que salieron de su boca
cuando Mile uso la lengua y los dientes superiores para darle dulces y
tortuosos tirones. Con los pezones ya humedecidos por la saliva, Mile aprovech贸
para soplar su aliento fresco sobre ellos. Apo arque贸 la espalda y sinti贸 su
piel erizarse ante el cambio de temperatura.
Aquella vez en el bar, cuando por primera vez puso su inter茅s
en el Apo, Mile se pregunt贸 c贸mo el rostro atractivo de ese alfa dominante se
ver铆a al estar sonrojado, jadeante y sudoroso bajo su entrepierna. Ahora ya lo
sab铆a.
—Qu茅 er贸tico —dijo, con la voz densa.
El recorrido continu贸 entre besos, marcas y el toque de
los dedos de Mile que no dejaron de acariciar la deliciosa piel morena en ning煤n
momento. Sin embargo, aunque esas manos danzaron por cada parte de su cuerpo,
desde la cabeza, torso, espalda, piernas y nalgas, en ning煤n momento tocaron la
erecci贸n de Apo. El pene grueso y alargado continu贸 moj谩ndose por la excitaci贸n
sin recibir ninguna atenci贸n.
Todav铆a abrumado, pero resurgiendo ese instinto alfa
en su interior, Apo sinti贸 la necesidad de empujar la cadera hacia al frente como
cuando penetraba a sus parejas, en un intento de sentir el placer hormigueante
apoderarse de su miembro, pero fue detenido por las manos de Mile, que le dijo:
—No seas impaciente. D茅jame seguir disfrutando cada
cent铆metro de tu cuerpo antes de que me jodas la boca con tu verga.
Al escuchar las palabras duras de Mile, la excitaci贸n
subi贸. Y as铆, las caricias a la zona central olvidada comenzaron. Mile agasaj贸 el
contorno de su ingle, pasando las yemas de los dedos al costado del pene erecto.
Apo tuvo una sensaci贸n vertiginosa. Mile pas贸 la lengua tambi茅n y bes贸 y mordi贸
la cara interna de sus muslos, sin tocar nada m谩s.
Cuando los muslos de Apo fueron abiertos de par en
par, la creciente erecci贸n se hizo m谩s evidente y su agujero qued贸 por completo
al descubierto. Con la mirada de Mile sobre 茅l, el calor le escal贸 por todo el
cuerpo hasta sentirse hervir. Sin haber estado nunca en esa posici贸n tan
comprometedora y vulnerable, por un momento quiso cerrarlas, pero Mile lo
sostuvo de las rodillas, impidi茅ndolo.
Medio reclinado, Apo mir贸 al costado en un intento de
calmar el coraz贸n nervioso y expectante. Al lado de la almohada mir贸 un frasco de
lubricante. En la etiqueta ley贸 la inequ铆voca instrucci贸n “dise帽ado para
alfas”. Un escalofr铆o le recorri贸 el cuerpo cuando escuch贸 el clic de
una tapa ser abierta. Apo mir贸 a Mile. En la mano ten铆a otro frasco, m谩s
peque帽o que el lubricante. Mile puso unas gotas en el dedo y a Apo se le atasc贸
el aliento cuando algo fr铆o, denso y h煤medo le toc贸 el agujero, haciendo un
poco de presi贸n, pero sin penetrarlo.
Una mano lo agarr贸 firme cuando por reflejo intent贸
hacerse para atr谩s por la turbadora sensaci贸n de ser tocado donde 茅l acarici贸 a
omegas. Mile puso una sonrisa l谩nguida, descarada. Mir谩ndolo desde arriba, dijo―.
¿A d贸nde vas? ―y dej贸 salir su feromona.
Apo jade贸, y record贸: “adiestramiento”.
Mientras compart铆an un beso h煤medo y apasionado en
medio del ba帽o de feromonas, las cejas de Apo se arrugaron con incomodidad. Las
manos de Mile acariciaron su cintura y sujetaron su nuca para profundizar m谩s
el beso. Aunque al principio su cabeza estaba flotando en un mar de sensaciones
placenteras, la parte baja de su cuerpo se arque贸 hacia atr谩s en un intento de
alejarse de Mile. Un desconocido est铆mulo lo paraliz贸 cuando su agujero comenz贸
a palpitar y picar. Sinti贸 una necesidad sofocante de tocar esa parte de su
cuerpo como en varias ocasiones mir贸 a omegas en celo hacerlo.
Como alfa, esto lo asust贸, paraliz贸 y aturdi贸.
Las manos que ten铆a sobre los b铆ceps de Mile se detuvieron
y sus labios dejaron de responder al beso.
―¿Qu茅 sucede?
Apo no supo c贸mo responder. Sab铆a a la perfecci贸n por
qu茅 se detuvo, pero las palabras no salieron de su boca. ¿Era verg眉enza lo que
sent铆a? La parte trasera de su cuerpo, esa que nunca toc贸 de manera sexual
estaba picando, pidiendo atenci贸n. ¿C贸mo se lo dec铆a a Mile? Sab铆a que en alg煤n
momento llegar铆an a ese punto, as铆 que se prepar贸 mucho mentalmente para esto.
Hizo de lado los prejuicios y la negativa a involucrarse con un alfa por su
genuino inter茅s en Mile, tuvo sesiones de adiestramiento a las feromonas y
caricias del hombre que estaba sobre 茅l, y pens贸 que estaba bien con el hecho
de que ser铆a tomado por detr谩s por este mismo, pero…
¿Realmente dej贸 de lado sus prejuicios? ¿Es que se
estaba arrepintiendo en este punto?
No, no lo cre铆a as铆. Su atracci贸n hacia Mile
evolucion贸 mucho durante el 煤ltimo tiempo, y compaginaron tanto en todos los
otros aspectos de su vida que le encant贸 y se sinti贸 monopolizador con ese
alfa. El tema de la feromona era la 煤nica barrera que les quedaba y la que 茅l
estaba dispuesto a derribar. As铆 que no, no encontr贸 arrepentimiento y aunque s铆
quedaba una diminuta sombra del prejuicio de ser penetrado, pues jam谩s lo fue,
no era eso lo que lo aturdi贸. Era simple y humano miedo a experimentar por
primera vez algo por completo desconocido para 茅l.
Mile sinti贸 la fluctuaci贸n en las feromonas de Apo. Se
alej贸 un poco. Con los muslos del alfa bajo 茅l abiertos, mir贸 hacia su agujero.
Se relami贸 los labios como si observara algo delicioso que quisiera devorar. Volvi贸
a tocar los pliegues arrugados de la zona―. ¿Sientes caliente aqu铆?
Con la mente un poco aturdida y la erecci贸n
disminuyendo, Apo asinti贸, ech谩ndose un poco m谩s para atr谩s para alejarse del
toque. Mile volvi贸 a acercarse.
Tom贸 el frasco al lado de Apo. Mile ba帽贸 sus largos y
elegantes dedos con el contenido espeso―. Este es un lubricante especial para
alfas ―le dijo―, y el frasco m谩s peque帽o es un gel estimulante con afrodisiaco.
Aqu铆 debe sentirse caliente y necesitado de atenci贸n ―el dedo humedecido se
barri贸 de manera circular sobre los pliegues arrugados.
Apo volvi贸 a arrugar las cejas.
―¿Recuerdas nuestra palabra clave? ―pregunt贸 Mile.
―Rojo.
Dio un asentimiento de cabeza―. No tienes que hacer
nada que no quieras. No te hare da帽o. Me detendr茅 en el momento exacto en el
que esa palabra salga de tu boca.
Para reestimularlo volvi贸 a trazar un recorrido de
besos, lamidas y mordidas por toda la zona de la ingle, siendo un poco m谩s
perverso que antes y acerc谩ndose m谩s al pene y los test铆culos. Dej贸 que los
sonidos de esas caricias llenaran los o铆dos de Apo. Despu茅s, Mile mir贸 a Apo
directamente a los ojos y sujet贸 su miembro.
Sin ning煤n tapujo le dijo―. Me comer茅 tu verga y despu茅s
voy a lamer tu delicioso y estrecho agujero.
Y as铆, se meti贸 el grueso y mojado pene a la boca.
Cuando la cavidad h煤meda y caliente lo rodeo, Apo dej贸 salir un suspiro largo
lleno de liberaci贸n y gozo. La lengua de Mile se movi贸 con avidez por todo su
pene mientras su cabeza sub铆a y bajaba al igual que su mano sobre la longitud
restante del falo. Las caderas de Apo se arquearon y sus manos se enredaron en
el cabello oscuro de Mile cuando este lo chup贸 con fuerza. Despu茅s pas贸 la lengua
por las venas saltadas de su pene y continuamente la barri贸 por el contorno del
glande.
Se sac贸 el pene de la boca y con una mirada ardiente y
feromonas m谩s densas y sofocantes lo mir贸 directamente a los ojos al tiempo que
barri贸 la lengua por la hendidura del glande. Sin descanso repiti贸 este proceso
hasta que las cejas de Apo se arrugaron; hasta que su respiraci贸n se volvi贸
trabajosa y desordenada, y su boca estaba abierta solt贸 incontrolables gemidos
de placer.
En recompensa, el cabello de Mile fue sujetado con
mayor fuerza, las feromonas de Apo se desbordaron cuando su semen se dispar贸
contra la garganta de Mile que lo hab铆a introducido hasta el fondo. Este
煤ltimo, debi贸 admitirse, se sinti贸 orgulloso de sus habilidades orales.
Todav铆a hundido en un sofocante espiral de placer, Apo
sinti贸 como sus piernas fueron levantadas. Mile puso una almohada bajo su
espalda y hundi贸 el rostro entre sus nalgas.
La lengua caliente y con su propio semen todav铆a en
ella le lami贸 el ano. Apo se contrajo sin evitarlo, y Mile sujet贸 sus nalgas
con tanta fuerza para que no se escapara que le dej贸 las marcas de los dedos
impresos. Estas marcas se convertir铆an en moretones a la ma帽ana siguiente.
Aunque Apo era quien estaba siendo estimulado tanto
por su lengua como por la ayuda del gel estimulante, fue en el momento en el
que Mile sinti贸 m谩s placer. Si su pene ya estaba erecto bajo el pantal贸n de mezclilla
que todav铆a llevaba puesto, la excitaci贸n al lamerle el agujero hizo que
creciera todav铆a m谩s. Al no escuchar la palabra de seguridad de la boca de Apo,
y aunque este parec铆a querer escapar entre jadeos llenos de placer, Mile le
estir贸 m谩s las nalgas y adem谩s de chuparlo y lamerlo, le meti贸 la lengua como
si lo estuviera penetrando.
La voz de Apo que se hab铆a contenido, se volvi贸
estridente mientras gem铆a con el aliento medio atascado en la garganta.
Aprovechando este 铆mpetu, Mile volvi贸 a estimularle el
pene y se meti贸 un test铆culo a la boca al mismo tiempo que lo penetr贸 con el dedo.
El enardecimiento que ven铆a de tres puntos diferentes no le dieron a Apo ni
siquiera la oportunidad de pensar qu茅 estaba ocurriendo y el prejuicio de ser
penetrado no rozo ni siquiera su mente.
Se sinti贸 tan desbordante de placer que pens贸 que bien
pod铆a morir. Aunque fue un pensamiento un tanto dr谩stico se debi贸 a que no pudo
recordar el que ese nivel de pasi贸n lo hubiera tocado alguna vez. Sus experiencias
sexuales siempre fueron buenas y satisfactorias, pero nada se le compar贸 al que
su vista se nublara, su boca estuviera seca y su piel tan caliente que quemaba.
Otro dedo fue introducido y Mile lo fue dilatando sin
problemas ni restricciones. Aunque el agujero de Apo estaba estrecho, el hecho de
que la tensi贸n ya no estuviera en su cuerpo fue de gran ayuda. Entonces, cuando
encontr贸 ese punto abultado y lo presion贸 con la punta de los dedos, las u帽as
de Apo se clavaron en sus hombros con gran fuerza.
Mile solt贸 el test铆culo de su boca y dej贸 de estimular
el pene. Subi贸 a sus pezones y los beso r谩pidamente antes de concentrarse en el
cuello de Apo, donde volvi贸 a succionar y morder. Con los dedos penetr谩ndolo
sin descanso y un placer desconocido que ven铆a de su parte trasera, pero m谩s
delicioso que ning煤n otro, Apo lo tom贸 de la mu帽eca que se mov铆a con avidez.
Mile se acerc贸 a la oreja de Apo cuando meti贸 el tercer dedo. Jug贸 con el l贸bulo
de la oreja, y as铆 como lo hizo con su ano, le penetro lascivamente el o铆do.
Despu茅s, con una risa baja, descarada y burlona le
susurr贸―. ¿Rojo?
Apo abri贸 los ojos que hab铆a mantenido cerrados para
intentar mirarlo. Con las comisuras de los ojos en forma de flor de melocot贸n rojas,
las l谩grimas, pesta帽as tupidas y hermosas y la vista nublada por un velo de
placer, neg贸.
Mile le regal贸 una gran sonrisa satisfecha.
Cuando el agujero qued贸 perfectamente dilatado y antes
de que Apo volviera a llegar al cl铆max, Mile detuvo sus movimientos. Se levant贸
de la cama y con el sonido de la hebilla del cintur贸n siendo desabrochada y el z铆per
met谩lico deslizado, se anunci贸 lo que vendr铆a a continuaci贸n.
Ya acomodado entre las piernas de Apo, Mile abri贸 el
cond贸n y lo desliz贸 por toda la largura y anchura de su propio pene. Tom贸 el
frasco de lubricante y se asegur贸 de recubrir su pene para facilitar la penetraci贸n.
Recargado sobre el hombro, Apo mir贸 c贸mo Mile apunt贸 su pene a su agujero y un
atisbo de miedo le pas贸 por los ojos. Las miradas se cruzaron y una peque帽a sonrisa
tranquilizadora se dibuj贸 en los labios del hombre frente a 茅l. Este mismo
hombre lo tom贸 de la mano y entrelaz贸 sus dedos.
―No mentir茅 y dir茅 que ser谩 placentero desde el principio,
eso t煤 muy bien lo sabes, pero no te har茅 da帽o ―le repiti贸―. Dame la
oportunidad de hacerte sentir bien ―el glande se roz贸 contra el ano y as铆 como
lo hizo con su dedo, ejerci贸 cierta presi贸n de manera circular, pero no lo
penetr贸―. No me mover茅 si no lo deseas, no continuar茅 si te abrumas y si
escucho esa palabra salir de tu boca ser谩 el momento en el que el acto termine.
Podremos intentarlo despu茅s si t煤 lo deseas. Quiero que todo sea bajo tu
disposici贸n y consentimiento ―reafirm贸.
―Es bajo mi consentimiento ―confirm贸 Apo.
―En el momento en el que mi excitaci贸n aumente y
llegue al cl铆max mis feromonas se derramar谩n sobre y dentro de ti. Como alfa, sobre
todo como uno dominante, este ser谩 un choque par ti, aunque hayamos tenido esas
sesiones de adiestramiento.
―A煤n con eso quiero hacerlo, porque… me gustas.
―Y t煤 a m铆 ―se llev贸 la mano entrelazada a los labios
y le dio un beso suave.
Volvi贸 a presionar el glande en el ano―. ¿Puedo?
―S铆.
El pene duro y demandante fue presionado contra el estrecho
agujero y se desliz贸 por las paredes apretadas. Apo contuvo el aliento, abri贸
la boca y sintiendo un terrible escalofr铆o se encogi贸 los hombros. La mano
entrelazada con Mile se apret贸 y la otra estruj贸 la sabana que recubr铆a la
cama. Una sensaci贸n de ardor se extendi贸 por toda su parte trasera mientras su
cuerpo luchaba por tragarse el pene y no expulsar el objeto que no deber铆a estar
ah铆. Cuando el pene fue enterrado hasta la ra铆z y los pliegues de su ano
estirados hasta el extremo, Mile se sobrepuso a Apo.
El peso de ese hombre sobre su cuerpo de alguna manera
se sinti贸 reconfortante. Sentir la piel caliente y h煤meda de Mile pegada a la suya
fue algo 铆ntimo. Mile le dio un beso en la frente y despu茅s baj贸 a sus labios para
darle un beso muy distinto a los dem谩s. Peque帽o, inocente, cari帽oso,
apaciguador.
No se movi贸 en absoluto dejando que el cuerpo de Apo
se acostumbrara a 茅l, pero este sinti贸 que eso era algo imposible tanto por la
sensaci贸n sofocante como por el tama帽o de lo que estaba dentro de 茅l. Mile
pein贸 cari帽osamente el cabello de Apo, despu茅s le toc贸 el rostro con ternura y mir贸
un par de l谩grimas que se desliz贸 por la comisura de sus bonitos ojos. Ver sus
ojos llorosos y l谩grimas desbordantes fue excitante y pas贸 la lengua sobre
ellas.
Ambos sab铆an que para que la sensaci贸n de ardor y el
malestar inicial se fuera para darle paso al placer, ten铆an que empezar a
moverse. Mile volvi贸 a pedir permiso―. ¿Puedo?
Apo asinti贸 con las cejas arrugadas―. Que se vaya el
dolor ―le pidi贸 con una mirada suplicante.
Un lento vaiv茅n comenz贸 en ese punto primitivo de
uni贸n. Los dos hombres se miraron en silencio mientras sus cuerpos comenzaron con
lascivos sonidos de chapoteo. Los ojos de Mile se tornaron oscuros y Apo se
mordi贸 el labio inferior. Ah铆, donde la sensaci贸n inicial fue de ardor e invasi贸n,
con cada movimiento dado, un cosquilleo que naci贸 de su centro se fue extendiendo
por todo el cuerpo de Apo. Su abdomen se apret贸 y una emoci贸n tan familiar como
desconocida emprendi贸 un recorrido por sus largas piernas.
El coraz贸n de Apo, que nunca dej贸 de latir acalorado,
se salt贸 un latido cuando Mile por fin golpe贸 ese punto sensible. Apo volvi贸 a
jadear y con cada nuevo golpe dado magistralmente por Mile, la l铆nea entre
ardor, dolor y un creciente y ensordecedor placer se difumin贸 hasta que
desapareci贸. Cuando su cuerpo fue abrazado con fuerza sin dejar de ser penetrado,
se aferr贸 a los hombros del hombre y enterr贸 el rostro en su cuello, turbado
por las sensaciones que sobrepasaron las que minutos atr谩s experiment贸, termin贸
por enterrarle los dientes en la piel blanca
Sin notarlo, incluso encerr贸 a Mile entre sus piernas,
como para no dejarlo escapar. Nada del miedo y dolor inicial le volvi贸 a
perturbar la mente. As铆 que cuando escuch贸 el sonido de su propia voz agitada y
ronca hablar entre los ecos obscenos, se sorprendi贸 por la petici贸n.
―M谩s ―pidi贸, llevando las manos a las nalgas de Mile y
empuj谩ndolas para que se metiera m谩s profundo. Y, eso, volvi贸 loco al alfa que estaba
conteni茅ndose.
Emocionado y ya sin restricci贸n, Mile comenz贸 a mover
la cadera como una bestia salvaje que ten铆a como objetivo impregnarse en su
presa y devorarla. Su lado m谩s primitivo rompi贸 las cadenas de su cordura y su
feromona sali贸 por primera vez frente a Apo, tan intensa, densa y penetrante
que este 煤ltimo comenz贸 a temblar.
Todo el cuerpo de Apo se tens贸 hasta el punto en el
que sus dedos se enroscaron. Bajo el peso de Mile, su mente se apag贸, sus ojos
se pusieron blancos y su sangre hirvi贸 cuando su propio instinto de alfa dominante
se sobrepuso a su mente aturdida y un duelo de dominancia comenz贸. Apo solt贸 feromonas
agresivas para repeler las de Mile. Esto, lejos de menguar el estado an铆mico y febril
de Mile, lo excitaron m谩s y los movimientos se hicieron m谩s r谩pidos.
Mile volvi贸 a golpear sin fallo y sin descanso la pr贸stata
de Apo, haciendo que el placer abrumador lo sacara del estado de shock. La
mirada perdida de Apo volvi贸 a encontrarse con la suya―. No dejes de mirarme,
mi amor ―le pidi贸 mientras una gota de sudor cay贸 de su barbilla a la piel
morena caliente y sensible.
Los jadeos y los gemidos ya ni siquiera salieron
completos de la boca de Apo a causa del aturdimiento en el que estaba.
Verlo tan sensible, tan carnal y er贸tico bajo 茅l, hizo
que creciera una necesidad en Mile―. Nattawin, di el nombre de la persona que te
est谩 jodiendo.
Esto saco a Apo del limbo en el que estaba.
Mile suplic贸―. Di mi nombre. Di mi nombre, por favor.
―P-Phakphum…
―Otra vez ―gimi贸.
―Phakphum ―repiti贸 desesperado.
―S铆, s铆, soy yo…
Cuando su vientre se tens贸 y todo su cuerpo ardi贸 en
placer, el cl铆max de Apo lleg贸 tan fuerte e intens贸 que dej贸 de moverse por
completo. Su pene, que no fue tocado desde que lo penetraron, eyacul贸 una gran
cantidad de semen que salpic贸 los abdominales de Mile. Y as铆 como Apo, Mile tens贸
las nalgas y gimi贸 su nombre antes de derramarse en su interior. El semen impregnado
en feromonas dominantes de alfa lo turbaron tanto a Apo que comenz贸 a temblar
sin parar de nuevo.
Sus entra帽as se quemaron y su pecho entero ardi贸 junto
a una terrible sensaci贸n de ser aplastado, sometido y doblegado. Su instinto
volvi贸 a rugir, toda su piel se eriz贸 y sus m煤sculos se tensaron hasta dolerle.
Sus ojos que volvieron a ponerse blancos derramaron l谩grimas bajo unas cejas
arrugadas que expresaron todo el dolor y la lucha interna. Con la mand铆bula tensa
y los dientes apretados, logr贸 decir―. Rojo.
Mile de inmediato despert贸 del letargo que el cl铆max
le dio. Sali贸 del delicioso y estrecho interior de Apo, lo levant贸, se sent贸
detr谩s de 茅l y peg贸 su pecho a su espalda. Rode贸 con sus brazos todo el cuerpo
de Apo y peg贸 su boca a su oreja.
―Tranquilo ―habl贸 con voz baja, calmada―, estoy aqu铆,
est谩s bien. Escucha mi voz, siente c贸mo mis manos acarician tu piel y c贸mo mi
pecho te sostiene desde atr谩s ―as铆 como en sus sesiones de adiestramiento el
arte de las caricias y palabras dulces ayudaron a Apo, Mile se encarg贸 de
relajarlo―. Cuando te vi esa noche en ese bar, y me diste esa mirada un tanto prejuiciosa
al saber que me gustan los alfas, quise arrancarte la ropa y tomarte ah铆 mismo.
La respiraci贸n de Apo se fue apaciguando y el temblor
disminuy贸. Mile continu贸―. Cuando aceptaste mi cortejo, fue meramente sexual.
Tu cuerpo es tan sublime que el s贸lo imaginarte me volv铆a loco hasta el punto
de compararme con un perro en celo ―se rio―. Sin embargo, cuanto m谩s te
conoc铆a, m谩s deslumbrado me sent铆. Eres tan hermoso, tan inteligente, tan
fuerte y sensible que ya no creo que pueda quitarte la mirada de encima ―las
manos de Apo le sujetaron los brazos y su cabeza cay贸 hacia atr谩s recarg谩ndose
en Mile.
Tras unos segundos en silencio, Apo restreg贸 el flanco
de su rostro contra el de Mile.
No dijeron nada mientras sentados en la cama, abrazados y tan pegados como
pudieron miraron los dos al frente. A trav茅s de los grandes ventanales de la espaciosa
habitaci贸n de Mile, miraron la luna alzarse y las estrellas destellar detr谩s de
ellas en el oscuro cielo nocturno. Cuando la tensi贸n dej贸 el cuerpo de Apo y su
coraz贸n e instintos se calmaron, Mile dijo:
―S铆, de hecho, nunca m谩s podr茅 ―concluy贸.
M谩s tarde, acurrucados en la gran tina de ba帽o, Mile
se encarg贸 de limpiar todo el cuerpo de Apo mientras le besaba la piel. El agua
caliente les ayud贸 a relajarse y le quit贸 a Apo el hormigueo ansioso―. Estoy
bien ―respondi贸 Apo a Mile por en茅sima vez.
―¿Te duele?
Dud贸 un poco. No hab铆a un dolor como tal, s贸lo la nueva
sensaci贸n de sensibilidad en su parte trasera despu茅s de haber sido penetrado
sin tregua. Adem谩s de la posterior reacci贸n a las feromonas de Mile que s铆, lo
asustaron, est谩 bien. El placer que vino antes de ese momento fue tan nuevo y
tan impactante que de s贸lo recordarlo le acelera el coraz贸n. Fue algo que…
―… Me gust贸 ―admiti贸 con una voz baja y gastada por
toda la actividad.
Mile se rio y dej贸 una lluvia de besos en su mejilla―.
A m铆 me encant贸.
La primera vez que un alfa recibe las feromonas de otro
alfa en su interior, el choque al que se somete es fuerte. Eso lo observ贸 Mile
con otros alfas con los que estuvo. Sin embargo, con el tiempo, el cuerpo del
alfa que recibe se acostumbra a las feromonas y esa sensaci贸n de ser aplastado
desaparece dejando 煤nicamente el placer de la uni贸n. Entonces, si Apo estaba
dispuesto…
Mile lo tom贸 de la barbilla para que lo mirara directamente―.
Me gustas ―le repiti贸 lo que se dijeron en medio del encuentro apasionado―. No
s贸lo sexual. Te quiero sentimental, emocional, intelectual y f铆sicamente. Me
gustas y te quiero en todos los aspectos y aunque esto comenz贸 como un
encuentro casual, quiero que sea real.
Apo sonri贸―. ¿Es as铆? ―su coraz贸n volvi贸 a latir,
ahora desbordante de felicidad.
―S铆. Entonces, si t煤 est谩s dispuesto… ―inhal贸 profundo―.
¿Me aceptar铆as como tu amante, como tu alfa, como tu compa帽ero y como la
persona que puede estar a tu lado para adorarte, quererte y mimarte?
La risa de Apo llen贸 sus o铆dos. Sus labios se abrieron
en una sonrisa todav铆a m谩s hermosa y su saludable piel morena brill贸. Los
bonitos ojos de Apo sonrieron todav铆a m谩s y se achicaron a causa de la emoci贸n―.
¿Eso quiere decir que puedo monopolizarte?
―Todo lo que quieras.
Los labios y corazones se unieron para dar paso a un apasionado
amor lleno de respeto y devoci贸n.
FIN.
Me encantaron los di谩logos. No fueron muchos pero s铆 relevante en el momento y el que al final s铆 usaron la palabra rojo estuvo genial. La reacci贸n de shock de Apo entre el placer y la feromona fue mi parte favorita.
ResponderBorrarEspere mucho por esta actualizaci贸n seeguir茅 esperando lo que escribas
He quedado encantada con la historia, fue hermoso ver c贸mo ellos pudieron tener intimidad y como Mile ayudaba a Apo en el proceso, gracias por compartir la historia 馃挄
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