Phangnga, amantes y futuro
El atardecer en la playa de Phangnga estaba tranquilo. En el cielo azul se mezcl贸 el amarillo, el anaranjado y una fina l铆nea rojiza ah铆 donde se perd铆a con el marino del agua. La brisa no era calurosa ni fresca, sino perfecta para relajarse y caminar en compa帽铆a sobre la arena granulosa despu茅s de una comida deliciosa y nutritiva.
Tanto el staff como los otros actores se tomaron la tarde libre para ellos y lo que desearan hacer. Algunos fueron de compras, otros a pasear y otros m谩s, como Jeff, tomaron ese d铆a simplemente para descansar y dormir. Para Mile y para Apo, la caminata en la playa fue la mejor opci贸n para la conversaci贸n que ten铆an pendiente desde aquella vez que Apo confes贸 sus celos y Mile le confirm贸 que tambi茅n compart铆a sentimientos, y no s贸lo en esa emoci贸n.Despu茅s de que eso sucediera, y durante las siguientes dos semanas, los roces, las miradas, las interacciones... todo se maximiz贸 y se volvieron todav铆a much铆simo m谩s conscientes del otro. Tambi茅n ten铆an ansias por que llegara mediados de agosto para partir a Phangnga, pero adem谩s de las ganas, no hubo otra emoci贸n estresante. Al contrario, sus corazones estaban tranquilos y muy decididos por lo que quer铆an del otro.
Pero, por muy decididos que estuvieran, el silencio expectante entre los dos s贸lo se rompi贸 con el rugir de las olas.
Apo regres贸 a su estado tranquilo, como cuando la situaci贸n es de suma importancia y calma sus sentidos para concentrarse. Mile se volvi贸 todav铆a un poco m谩s serio; todav铆a le cuesta externar las emociones, aunque sigue trabajando en ello. Los dos quer铆an hablar, pero de la boca de ninguno sali贸 algo. Aun as铆, no hubo incomodidad en el aire.
Ya que Mile fue quien tom贸 m谩s “al toro por los cuernos” aquella tarde, Apo decidi贸 que era su turno: —Me pediste que pensara en qu茅 tipo de relaci贸n quiero tener contigo —el hombre a su lado asinti贸—. ¿Y si te digo que dejemos esos sentimientos de lado y que s贸lo quiero que continuemos como amigos y compa帽eros de trabajo?, ¿qu茅 har铆as?
—… —un latido tron贸 en sus o铆dos—. Har铆a lo que me pides.
—¿Por qu茅? Si t煤 tambi茅n tienes esos sentimientos, ¿por qu茅 simplemente lo dejar铆as?
—No es que “simplemente lo dejar铆a”, pero no puedo imponer lo que quiero as铆 t煤 te sientas igual. Un “amor” inseguro de estar conmigo, sin importar qui茅n sea, no lo deseo porque generar铆a incertidumbre para los dos.
Apo asinti贸 a sus palabras—. Estoy de acuerdo contigo…
—¿Eso es lo que quieres? —Mile lo detuvo. Sus miradas se toparon.
—No.
—Yo tampoco —le agarr贸 la mano. Apo respondi贸 con un apret贸n—. Me gustas. Yo quiero una relaci贸n contigo que englobe todo: amantes, amigos y compa帽eros. ¿La quieres t煤?
—S铆.
—Entonces…
Apo dio un paso adelante y dej贸 un beso suave en la mejilla de Mile—. Ahora eres mi amante —los ojos le brillaron.
La sonrisa de Mile se abri贸 grande, resplandeciente y sincera—. Ahora lo soy —puso una mano en su cintura y lo acerc贸 a 茅l en un abrazo apretado. Apo puso los brazos alrededor de su cuello, y con las manos enterradas en la espesa cabellera tambi茅n lo envolvi贸 con fuerza.
Se quedaron as铆 por varios segundos, minutos u horas. En realidad, no pusieron atenci贸n al tiempo y tampoco les import贸. Se dedicaron a disfrutar del calor del otro, del c贸mo el coraz贸n acelerado se relaj贸 y comenz贸 a latir en plena paz despu茅s de obtener lo que deseaba. Mile enterr贸 el rostro en el cuello de Apo y hal贸 su aroma, delicioso, especial y con un ligero toque a playa y arena. Se ri贸.
—¿Qu茅 pasa? —pregunt贸 Apo, ech谩ndose un poco para atr谩s para verlo.
—Nada. S贸lo me siento feliz —confes贸, con la sonrisa de un ni帽o emocionado.
Otro ni帽o tambi茅n dej贸 salir una risita c贸mplice—. Yo tambi茅n.
Se sentaron en la arena con los dedos entrelazados y muy muy cerca el uno del otro, casi pegados. El cielo dej贸 atr谩s los colores c谩lidos y comenz贸 a volverse oscuro; no obstante, la temperatura baj贸 un poco, pero no lo suficiente como para que les diera frescor. De igual manera, Apo se acerc贸 m谩s todav铆a.
—¿C贸mo te diste cuenta de que te gusto?
Mile se ri贸 al recordar—. Porque sent铆 que le hac铆a falta ruido a mi silencio —se dio el tiempo para explicarle—. Me gusta ese lado hiperactivo y vivaracho tuyo, as铆 que una tarde que te enfermaste y estuviste todo el d铆a siguiente tranquilo, mi pecho estuvo preocupado y anhelando esa chispa tuya. S茅 cu谩les son tus momentos para meditar, pero cuando tu silencio no se debe a eso, extra帽o verte juguet贸n. Ah铆 ca铆 en cuenta.
—¿No fue dif铆cil ese aspecto m铆o?
—Me acostumbr茅 r谩pido, aunque admito que al principio s铆, fue dif铆cil y terminaba agotado. Pero como te dije, despu茅s incluso lo extra帽茅 y me gusta porque s茅 que es porque est谩s bien y feliz —la duda tambi茅n surgi贸 en 茅l—. ¿Y yo, por qu茅 te gust茅?
—Porque te preocupas por m铆, me cuidas, entiendes y proteges. Puede que se escuche muy “yo, yo, yo”, pero siempre cuid茅, y contigo descubr铆 que tambi茅n pod铆a ser cuidado y amado de esa manera sin necesidad de sentirme d茅bil. Cuando estoy contigo no tengo que estar en guardia porque s茅 que estar谩s ah铆 para m铆 como yo lo quiero estar para ti; comprendiendo tus bromas, tus gustos, tus problemas, momentos de felicidad o tristeza. Todo.
—¿Todo?
—S铆, todo.
—Po…
—¿Mn?
—Quiero que sepas que esto —los apunto a los dos—, lo tomo muy en serio. Quiero una relaci贸n estable, larga, honesta. Lo pens茅 mucho durante los 煤ltimos meses en caso de que existiera una posibilidad de desarrollar algo m谩s. Ya sabes, ¿qu茅 quiero de ti y por cu谩nto tiempo? —movi贸 el pulgar sobre la palma de Apo, en forma de caricia—. Lo quiero todo, sin pausas ni final. No quiero que quede en “novios de temporada”, o “pareja de trabajo” que no vuelve a dirigirse la palabra cuando los proyectos y la euforia termina. Yo lo quiero todo de ti.
—¿Vida, familia y amor?
—S铆.
—Yo tambi茅n quiero eso de ti. No tengo ninguna intenci贸n de algo fugaz. Quiero estar contigo seriamente. Ya no somos unos ni帽os, as铆 que lo tomo con la responsabilidad que esto merece. S茅 que quieres familia, hijos…Yo igual. Creo que nunca lo consider茅 tanto como en las 煤ltimas dos semanas, pero descubr铆 que, si es contigo, estoy m谩s que dispuesto para tu futuro y el m铆o.
El silencio volvi贸 para dejarlos digerir las palabras del otro. Su relaci贸n como pareja de amantes acababa de empezar, pero quer铆an ser sinceros desde el inicio sobre lo que ambicionan del otro y no dejar cabos sueltos que puedan desarrollar problemas por no comunicarse y ser claros desde el principio. Simple y sencillamente responsabilidad, ya que no eran s贸lo las emociones y la vida de uno, sino de los dos.
La conversaci贸n se alarg贸 un poco m谩s. Hablaron de sus familias y las posibles reacciones; hablaron de su perspectiva del matrimonio, los hijos, y c贸mo los roles heteronormados no eran algo que tuvieran en mente, s贸lo pretenden vivir su amor; hablaron del pasado, amores, dolores. Hablaron hasta que se hizo tan noche que las luces escasearon y tuvieron que volver a la habitaci贸n.
Ah铆, despu茅s de una ducha, se acostaron abrazados en la cama y continuaron hablando. Apo se recost贸 en el pecho desnudo de Mile, y este 煤ltimo le acarici贸 con delicadeza y cari帽o la piel suave de su espalda—. Me siento tranquilo. Me gusta.
—A m铆 igual.
Se miraron a los ojos, las sonrisas bajaron y aliento c谩lido choc贸 en la boca del otro.
—¿Te puedo besar? —pregunt贸 Mile.
—S铆…
Puso la mano en su mejilla c谩lida, marcando un bello contraste de pieles. Le dio un beso en la mejilla, subi贸 a su frente y dej贸 otro ah铆. Baj贸 a sus p谩rpados y los labios tocaron con suavidad. Recorri贸 hacia la punta de la nariz con un beso esquimal y finalmente lleg贸 a los labios. Los ojos cerrados de Apo temblaron cuando sus bocas se tocaron. Fue un beso suave, tranquilo, y sin prisa. Saborearon la boca del otro con todo el tiempo del mundo, el cual se sinti贸 dulce e hizo que sus corazones latieran emocionados y m谩s vivos que nunca.
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