Apo Nattawin, antes, durante y después de Nueva York

 

Apo Nattawin llevó una variada carrera de actuación en diversos lakorns que se transmitieron en el Canal 3, uno de los principales de la televisión de su país. Actuó y dio lo mejor de sí, como siempre lo hizo en cada trabajo, pero no hubo nada de verdadera gratificación personal. En ese entonces no lo vociferó, pero se encontró viviendo dentro de un cuerpo, bajo una piel y en la mente de una persona que no era él; se obligó a ser quien no era para llenar las expectativas de terceras personas.

Si su piel era muy morena; si su forma de vestir muy pulcra; si sus manos y rostro demasiado tersos; si sus manerismos tenían una vibra mujeril... Todo fue juzgado duramente por la industria del entretenimiento, quien no reparó en preguntar y burlarse abiertamente de él y de sus supuestas preferencias sexuales. Se obligó a actuar “más hombre” y a esconder su verdadero ser hiperactivo, sensible y risueño hasta el punto en el que dejó de reconocer a la persona que se reflejaba en el espejo cada mañana.

Se desconectó tanto de sí mismo que tomó la decisión de dejar la actuación e irse de Tailandia para vivir en Nueva York, donde trabajó como bartender. Ahí, alejado de todo lo que le hizo daño, pudo reencontrarse en tan sólo seis cortos pero significativos meses. Volvió a fluir en su sensibilidad y soltura. Se comprendió enteramente y entendió que él nunca fue el problema, que no existía nada malo en su manera de ser y de vivir. Bueno, lo único malo fue el dejarse influir por los hirientes comentarios de los demás, pero de no hacerlo, desamarse y amarse de nuevo, no habría encontrado al verdadero Apo Nattawin.

Tiempo después se vio forzado a volver a Tailandia cuando el mundo se paralizó por una pandemia, COVID-19. Al principio se debatió en si debía o no volver; mas, cuando los índices de contagios y muertes se dispararon, los países declararon cuarentena y comenzaron a cerrar fronteras, supo que era momento de dejar Nueva York.

Tuvo una sensación agridulce en todo su cuerpo al abordar el avión y poner un pie en Tailandia. Por una parte, se sintió aliviado de estar “en casa”, en el mismo espacio que su familia cuando una situación tan catastrófica se estaba viviendo; sin embargo, la parte agria del asunto fue todo lo malo vino a su mente sobre los últimos años que vivió ahí. Si debía volver a trabajar en un punto en el futuro, ¿en qué lo haría? ¿Actuación? No, lo dejó. Lo hizo por su propio bien. No quería soportar otra vez todo ese mundo prejuicioso y jerárquico. ¿Pero qué más haría? ¿Volver a Nueva York? Sí, esa parecía la opción más viable.

Pensó en dejar ese punto en un suspensivo mientras la cuarentena estuviera vigente y pasó los siguientes meses de la misma manera en la que todos lo hicieron: encerrados en sus hogares. No le fue tan difícil. Aunque el cambio de escenario ruidoso e inmediato de Nueva York fue una contraparte con el silencio y aislamiento de Tailandia, también aprendió a estar consigo y gozar su propia y magnífica compañía. Claro está, debe admitir que su ser hiperactivo y demandante quería salir y vivir. Por supuesto, por su propio bien, no lo hizo y continuó.

Fue después, en el año 2020, cuando llegó a él la información sobre un casting para una serie BL: KinnPorsche. Jamás actuó en una serie sobre romance entre chicos y como si el gusanito del pasado volviera, fugaz, con todos los comentarios sobre ser “más hombre”, tuvo el brevísimo pensamiento de rechazarlo. No obstante, el Apo Nattawin actual no era ni de cerca ese mismo chico al que obligaron a cambiar. Revisó la historia, se informó sobre la novela y de alguna manera conectó con Porsche, el protagonista de la historia. Convencido y decidido sobre querer personificar a Porsche y todo su ser emocional, concluyó audicionar.

Obtuvo el papel con un pase directo gracias a sus excelentes habilidades actorales. Puso mucho de él en el personaje, y todo aquello que le hizo tanto daño, aunque nunca lo olvidó, se fue quedando atrás.

Convivió más con sus compañeros de trabajo, con quienes no tuvo que apegarse a la innecesaria jerarquía con la que vivió en ese medio antes de irse a Nueva York. Así que se sintió con más ánimo y las ganas de continuar para el resto de su vida como actor, sólo aumentaron.

Encontró un compañero, Mile Phakphum, que le permitió e incentivó a desenvolverse tal cual era, sin una máscara de complacencia para encajar. Este compañero, aunque mucho más tranquilo en su estilo de vida, se adaptó a él y se convirtió en un amigo que lo cuidó y a su manera lo ayudó.

Apo Nattawin, quien en la actualidad se ama tal cual es; con su tez morena, con su encanto hiperactivo, con energía femenina y masculina fluyendo en conjunto y en paz, renació como el ave fénix que Porsche lleva tatuada en el cuerpo.

Fin.