Placer matutino
Es com煤n, o lo mayormente “esperado” que, para iniciar una relaci贸n de amantes, la pareja se conozca primero en el 谩mbito mental, emocional y sentimental, m谩s que en el sexual. Por supuesto, este hecho “com煤n” tiende a variar y a veces los encuentros sexuales llegan primero, cosa que ayuda a este importante tema de compatibilidad y resguarda de arrepentimientos o frustraciones futuras.
En el caso particular de Mile y Apo, ellos ya conoc铆an muy bien el cuerpo del otro, pues lo tocaron en innumerables ocasiones durante los talleres de actuaci贸n y en las escenas sexuales de la serie. Sin embargo, esos “toques”, aunque s铆 se dieron sin ropa y Apo los obtuvo m谩s, no tienen comparaci贸n alguna con el contacto real al ya ser una pareja de amantes.
Cuando se encontraban en privacidad, las manos de Mile, de alguna manera agradable y c谩lida, no se despegaban del cuerpo de su pareja; lo tomaba de la cintura la mayor parte del tiempo, si no, entonces de la cadera, los muslos externos, la mano, los dedos, brazos. Esto, lejos de molestar a Apo, lo hac铆a sentir agradable y mimado, m谩s cuando sol铆a recostarse en su pecho y tambi茅n acariciaba a Mile.
En cuando a lo sexual… Se lo tomaron con calma.
Siendo adultos responsables y comunicativos, hablaron de esto pocos d铆as despu茅s de iniciar su relaci贸n. Ninguno estuvo con un hombre antes, pero ten铆an conciencia y adem谩s estudiaron bien todo lo relacionado a las relaciones sexuales. Aunque el cuerpo de la mujer y el hombre puede recibir los mismos est铆mulos y encontrar placer, de igual manera entendieron que al final eran anatom铆as diferentes y ser铆a adecuado avanzar poco a poco con toques, caricias, besos y dem谩s cosas. Tener relaciones sexuales con penetraci贸n llegar铆a en el momento adecuado en el que los dos lo sintieran, y pensaron que ser铆a m谩s placentero.
Ya que la casa de Mile se encontraba m谩s en el centro de la cuidad que la de Apo, este 煤ltimo pas贸 mayor tiempo ah铆 que en su casa durante el resto del a帽o. Ya que ten铆an dos a帽os conviviendo muy de cerca y desde el inicio su uni贸n fue buena gracias a los talles proporcionados por la empresa, realmente no hab铆a tanto que no conocieran de otro. Para ser sinceros, incluso antes de ser pareja ya actuaban como esposo que no pod铆an despegarse mucho del otro pero que aun as铆 se daban sus espacios privados.
Ahora era, como se dijo, casi lo mismo, pero…
—¡Whaa! —Apo dej贸 salir un quejido tras bostezar en grande. Este mismo quejido se convirti贸 en algo m谩s placentero cuando se estir贸 en la cama y su cuerpo lo agradeci贸 tras pasar varias horas enroscado.
A su lado, sin una pizca de que se despertara pronto, Mile continu贸 impasible, pero a sentir que el calor se despeg贸 de su lado, su mano se movi贸 por inercia hasta tocar el muslo de Apo. El toque fue ligero, mas, con la sensibilidad de la ma帽ana, Apo dio un respingo. El coraz贸n se le movi贸 un poco cuando baj贸 la mirada y encontr贸 algo evidente pidiendo atenci贸n.
—¿Desde cu谩ndo soy tan pervertido? —se pregunt贸 en voz alta, aunque la palabra “pervertido” no lo dijo como un insulto hacia su propia persona, sino m谩s bien en referencia al creciente l铆vido matutino.
—Es sexy…—la voz de Mile, baja y grave por el sue帽o, le respondi贸. A Mile le gusta mucho este Apo libidinoso por las ma帽anas. Bueno, a todas horas, pero por las ma帽anas siente que su calor corporal es todav铆a m谩s caliente y toma los est铆mulos con mayor sensibilidad.
—Cre铆 que estabas dormido.
—Ya no —se reacomod贸 para sostenerse en la cama con los codos—. Y t煤 tampoco… —baj贸 la mirada a los calzoncillos crema. Aprovech贸 que su mano todav铆a estaba ah铆 para apretarle un poco el muslo.
Apo arrug贸 las cejas—. T煤 tampoco estabas muy dormido que digamos —le movi贸 la s谩bana y los calzoncillos negros ocultaron un poco m谩s el mont铆culo de carne.
Mile suspir贸—. Nunca est谩 bien dormido si estoy contigo… Digamos que sufre de insomnio.
A causa del mal chiste, Apo lo empuj贸 un poco mientras se re铆a. Mile aprovech贸 este movimiento para agarrarle la mano y jalarlo hacia 茅l. Terminaron de lado, uno frente al otro. El ambiente, que estuvo tranquilo, de repente se sinti贸 acalorado, expectante, incluso un poco impaciente cuando Apo se presion贸 contra la entrepierna de Mile. Se miraron a los ojos sin verg眉enza alguna. Mile sac贸 la lengua para darle una lamida a los labios de Apo y este abri贸 la boca para hacerle lo mismo.
El aliento caliente y libidinoso los fue embriagando cuando la saliva y el friccionar de las lenguas y labios se intensific贸. Mile le succion贸 los labios y la lengua tal cual estuviera probando un delicioso caramelo, hasta que Apo tuvo que empujarlo un poco por la falta de aire. Cuando era besado de esa manera los ojos se le empa帽aban y pon铆an brillantes, as铆 que Mile se aseguraba siempre de que eso ocurriera, ya que las mejillas tambi茅n se le encend铆an y con esa atractiva tez morena, se ve铆a m谩s y m谩s encantador. Quer铆a comerlo entero de a peque帽os bocados para disfrutarlo m谩s.
Las manos de Apo fueron a parar a su espalda, recorri茅ndola desde lo hombros hasta llegar a la orilla de los calzoncillos. Ah铆, con las palmas abierta le agarr贸 las nalgas para acercarlo a 茅l y friccionarse. Un suspiro sali贸 al un铆sono con el est铆mulo que la fricci贸n trajo. Mile baj贸 la cabeza hacia el cuello de Apo para olerlo, lamerlo y morderlo.
—No dejes marcas —le record贸, pues m谩s tarde tendr铆an un evento juntos y no quer铆a que el mundo se enterara de sus actividades matutinas.
Mile se lament贸 para sus adentros, pero hizo caso. No obstante, sigui贸 repartiendo besos h煤medos en el cuello y baj贸 hacia la clav铆cula. En el surco donde ambas se unen descubri贸 que Apo era bastante sensible, as铆 que jug贸 ah铆 con la punta de la lengua, como cuando lo hace con su oreja. En respuesta, Apo elev贸 la pierna para pon茅rsela en la cadera y que pudieran presionarse m谩s, aunque todav铆a con el estorbo de los calzoncillos.
Queriendo jugar un poco, sigui贸 bajando y sonri贸 con la boca a escasos cent铆metros de los oscuros pezones que se ve铆an ligeramente erguidos, como d谩ndole la bienvenida despu茅s de una larga espera.
Cuando la lengua barri贸 la protuberancia, Apo se arque贸. Hasta hace poco tiempo, 茅l no sab铆a que pod铆a volverse tan pero tan sensible en esa parte. Pero, ya que a Mile le gustaba mucho lamerlos, estirarlos, frotarlos y acariciarlos con manos, boca e incluso su propio pene, la continua estimulaci贸n volvi贸 una necesidad que esa 谩rea recibiera su debida atenci贸n. Y as铆 lo hizo.
Una mano le acarici贸 un pez贸n de forma circular en direcci贸n contraria a las manecillas de reloj, tambi茅n los presion贸 un poco. Con la boca calent贸 el otro. Uso lengua y dientes para morderlo y estirarlo. Siempre asegur谩ndose de presionar lo suficiente y no a rebasar la peque帽a l铆nea entre el placer y el dolor porque s铆, a veces eran m谩s rudos entre ellos, pero como Mile descubri贸, esa rudeza el cuerpo de Apo, m谩s sensible, la rechazaba en las ma帽anas.
Se entretuvo ah铆, feliz de la vida, hasta que ambos pezones estuvieron bien erguidos y atendidos. Sonri贸 sobre ellos y les sopl贸. El choque de temperatura hizo que Apo encogiera los hombros y jadeara.
Mientras uno estuvo jugando con los pezones, Apo continu贸 acariciando el cuerpo de Mile y los calzoncillos se humedecieron de la parte de enfrente con el l铆quido preseminal; sin embargo, en ning煤n momento hizo adem谩n de sacar ambos penes y frotarlos como quer铆an. A los dos les gustaba tocar y tocar, pero tardar en llegar porque la temperatura y las ganas se sent铆an m谩s ricas y fuertes despu茅s de estar bien estimulados.
Es as铆 que, cuando se llegaba al punto m谩s sexual, los dos gem铆an y jadeaban sin tapujos y con ganas de hacerle saber al otro cu谩n bien se estaban sintiendo bajo su toque.
Apo tom贸 a Mile del rostro con ambas manos y lo bes贸 con mayor 铆mpetu, con una exigencia a rastras que dec铆a: “ap煤rate, quiero m谩s”. Por supuesto, siempre tan complaciente a sus pedidos, Mile sonri贸 y gir贸 a Apo para que su espalda desnuda se pegara contra su pecho y el trasero redondo y firme le presionara el pne erguido pero bloqueado por la tela estorbosa.
Desde atr谩s le meti贸 la rodilla entre las piernas para separarlas un poco. La mano bajo el cuerpo de Apo la us贸 para acariciarle todo el torso, sin dejar ni un pedazo desamparado. Con la otra recorri贸 sus piernas largas. Acarici贸, as铆 como estaban acostados, desde el tobillo, y subi贸 por la pantorrilla, donde presion贸 un poco y continu贸 con la parte posterior de la rodilla. Restreg贸 un poco la cadera contra las nalgas, separ谩ndolas un poco con el pene.
Volviendo la atenci贸n a la mano en las piernas, las caricias en los muslos iniciaron suaves. Primero tent贸 por los costados y fue meti茅ndola al muslo interno. Pellizc贸 y amas贸 un poco. Levant贸 con los dedos la tela de los calzoncillos y sigui贸 acariciando. En esa parte, la uve de la pelvis, cuando Mile agasajaba con la yema de los dedos o daba ligeros apretones, enviaba un fuerte est铆mulo que le recorr铆a la columna vertebral con deliciosas cosquillas que hac铆an su pene temblar y arrojar un poco m谩s de l铆quido.
Esa ma帽ana era para Apo, as铆 que Mile se asegur贸 de estimularlo y hacer que le diera vueltas la cabeza de placer antes de masturbarlo.
Apo ech贸 la cabeza hacia atr谩s y lanz贸 un suspiro de alivio cuando la mano caliente y callosa de Mile le dio un apret贸n juguet贸n en el pene. El toque directo de piel con piel se sinti贸 tan bien que dej贸 de morderse el labio y gimi贸 en voz alta. Para Mile, eso le deleit贸 m谩s que nada porque siempre que esto suced铆a era se帽al para que terminara de avanzar.
—¿Quieres m谩s?
Apo asinti贸.
—No entiendo —fingi贸.
—¡Vamos!, sabes que quiero m谩s.
—¿Cu谩nto? —la mano le estimul贸 los test铆culos y esto hizo que se retorciera un poco m谩s, aumentando as铆 tambi茅n el placer de Mile.
Apo no contest贸, pero movi贸 su mano hasta la entrepierna del hombre detr谩s de 茅l y tambi茅n lo toc贸. Mile aprovech贸 para bajarle los calzoncillos. Tom贸 su propio pene y se acomod贸 en los muslos internos de Apo, haciendo que este 煤ltimo juntara las piernas y las apretara para mantener ah铆 el miembro de Mile. Mientras a uno lo masturbar铆an con la mano, al otro lo har铆an con los muslos. Y como el cuerpo de Apo era fuerte y bien definido, sus piernas se sent铆an apretadas, como si estuviera dentro de su ano. O al menos as铆 se imaginaba que ser铆a.
A la par que mov铆a la cadera para penetrarle los muslos, su mano sigui贸 el mismo ritmo tranquilo. Se asegur贸 de barrerlo desde la base hasta el glande y apretarle los test铆culos. Con las yemas callosas le dio atenci贸n a la hendidura del pene. Apo volvi贸 a gemir porque las cosquillas le recorr铆an las piernas, desde la punta de los dedos, hasta el 煤ltimo de los cabellos en su cabeza.
El coraz贸n martill贸 con fuerza, su boca se abri贸 y saliv贸, y unas cuantas l谩grimas se le arremolinaron cuando apret贸 los ojos con fuerza.
Mile, por su parte, peg贸 la frente al cuello de Apo y aspir贸 su aroma. Siempre que lo hac铆a el l铆vido aumentaba, como alguna especie de feromona que lo pon铆a m谩s duro y caliente.
Apo le dijo antes que no le dejar marcas, as铆 que se esforz贸 por contenerse y prefiri贸 atacar su oreja. Le succion贸 el l贸bulo y despu茅s le meti贸 la lengua. Aunque el sonido que la lengua y saliva en su oreja fue tan obsceno como el de los gmidos y la fricci贸n de la mano, los muslos, el pene y el aliento desigual, tambi茅n fue un retumbo que los excit贸 mucho m谩s.
La piel h煤meda por el sudor hizo que la fricci贸n del pecho contra la espalda se sintiera m谩s calurosa. Mile dej贸 de atormentar la oreja y le lami贸 el cuello. Despu茅s, tom谩ndolo del cabello hizo que girara la cabeza para poder besarlo sin restricciones.
Le devor贸 los labios con tantas ganas que parec铆a iba a morirse si no lo hac铆a. Y, entre los besos apasionados, salieron m谩s y m谩s gemidos con el nombre del otro con un aliento ardiente.
Apo apret贸 m谩s los muslos y Mile hizo lo mismo con su mano. Las atenciones aumentaron. La sensaci贸n de un 茅xtasis pr贸ximo comenz贸 a acalambrarles el vientre en se帽al de que el orgasmo se acercaba. Desesperados por llegar, se apretujaron m谩s, sin espacio entre ellos. La mano de Mile que nunca dej贸 de jugar con el torso de Apo subi贸 hasta su cuello y lo apret贸 en la zona exacta para cortarle el paso de aire. Las embestidas se hicieron m谩s constantes e irregulares y la mano venosa que sosten铆a el pene aceler贸 hasta que lo sinti贸 contraerse y manch谩rsela de semen.
Con unas cuantas embestidas m谩s, Mile tambi茅n pudo correrse.
Se quedaron ah铆, sin hablar. Con el coraz贸n tronando en las orejas, el pene y todo el cuerpo hipersensible, pero sumamente satisfechos. Unos minutos m谩s tarde, Apo limpi贸 la mano de Mile y este le limpi贸 los muslos. Continuaron bes谩ndose y acarici谩ndose un poco m谩s.
Mile se recost贸 en el pecho de Apo y se le encaram贸 como un perezoso. Le gustaba quedarse as铆 despu茅s de disfrutar algo tan exquisito juntos. S铆, la relaci贸n sexual era deliciosa, pero lo que ven铆a despu茅s, esos momentos de simplemente quedarse juntos y tocarse sin m谩s, los llenaba y aumentaba su querer.
Cuando se lleg贸 a hora tuvieron que levantarse de la cama e ir a tomar un ba帽o r谩pido, pues el trabajo apremiaba. Al final, d铆as despu茅s, alguien coment贸 que Apo tra铆a una ligera marca oscura por el pecho cuando una de las camisas que tra铆a se abri贸 de m谩s y qued贸 a la vista. Como rega帽o, Mile se llev贸 un golpe en el brazo, pero s贸lo sonri贸 por su travesura.
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